ADELANTAN ESTRENO DE PRIASSIC WORLD EN MÉXICO

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jueves, 11 de agosto de 2011

Los cárteles del erario público

Mi manera de bromear es decir la verdad: Bernard Shaw.

A Mony, la primera llamita.

AHORA resulta que el padre de la democracia en el país, es el PRI. (Pa´sumá: eso nadie lo sabía). Cuánto tiempo el pueblo viviendo en la ignorancia, creyendo que los padres de la democracia pues habían sido los héroes y quienes murieron por la libertad de los mexicanos e hicieron las leyes y la Constitución, vigentes aún con mil parches unos encima de los otros, hasta que llegó a quitarle la venda de los ojos Humberto Moreira, presidente nacional del PRI.

Aunque fue un chiste pésimo y mal contado, la rocambolesca revelación del siempre controversial y lenguaraz Moreira, de la risa, a todo el mundo le desató el nudo del ombligo. Onirismo sin paralelo del líder "tricorleone". No importa recurrir al histrionismo con tal de recuperar el poder, un medio para robar, y no para otra cosa.

Ha sido la más grande charlotada del PRI; su última pirueta hasta ahora para convencer al pueblo de que la democracia mexicana y la escenografía primermundista de México es obra de ellos; no le hace que sus estructuras envejecidas y corroídas por la corrupción de siete décadas de "dictadura imperfecta" se hayan derrumbado hace diez años para dar paso a otros cárteles del erario público, igual o peores todavía, pero eso sí, con ínfulas de demócratas.

Después de mí, el diluvio, solía decir Luis XIV.


SIN morder la punta del rebozo, Humberto Moreira -el mismo que heredó la gubernatura de Coahuila a su hermano Rubén, así como Egidio Torre Cantú en Tamaulipas al ser asesinado su hermano--, con "absoluta ausencia mental" (Antonio Gershenson) en un reciente aquelarre "tricorleone" dijo que "no nos equivoquemos, la democracia mexicana es obra nuestra, factura y hechura de los gobiernos emanados de nuestro partido...". Con el mismo criterio supérstite del anacronismo de su partido, más adelante profetizó que "alcanzaremos la presidencia de la República".

Las bufonadas del tal Moreira podrían considerarse como tales, pero no se vale decir chistes y malos en plena catástrofe del país, y no precisamente por los desastres naturales, sino porque se avecinan eventos, como es la sucesión presidencial, de la cual depende un nuevo rumbo para los mexicanos, o de plano darle jaque mate a la democracia, sobre todo si al poder arriban los Santa Anna o los salinista, a través del represor Enrique Peña Nieto.

Pero independientemente de la patética filípica "moreirana", lo grave no es que el PRI se abrogue la paternidad de la democracia mexicana, sino que confirma cómo ese ato de tartufos que quieren volver a Los Pinos, sin sonrojarse siquiera recurren a sus tradicionales simulacros de la realidad.

Moreira tal vez no podría equivocarse en sus vaticinios de que el PRI recupere la presidencia de la República, dada la ausencia de figuras en los demás partidos, pero de ahí, a que ellos y los gobernantes emanados del "tricorleone" sean los padres de la democracia mexicana... cuando ni en sus mismas filas --so pena de ser enviado a un horno crematorio o sometido a torturas inquisitoriales--, está permitido pronunciar esa palabra -democracia--, que como dice la chaviza, es un cuento chino inventado por los griegos.

Insisten, pues, los priístas, en seguir dándole al pueblo empobrecido por sus bestiales hordas babeantes de poder, tubérculo poblano.

***

PERO los priístas, aparte de ser la mutación del virus de la corrupción, padecen estreñimiento cerebral, pues no recuerdan o se hacen, que apenas hace diez años, dejaron un país en ruinas, cuando obscenamente sirvieron de Celestina para entronizar a Felipe Calderón por la puerta de servicio del Congreso de la Unión, como los panistas hace 24 años entronizaron a Carlos Salinas, "quien nos quitó todo, menos lo pendejo", como dijo Rubén "El púas" Olivares.

El tal Moreira llama democracia a una acción depredadora y delincuencial, de crisis social, autoritarismo desenfrenado, hambre y pobreza extrema, desempleo, enriquecimiento inexplicable, genocidio y represión (Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría); violencia, fraudes electorales, saqueo de la hacienda pública, macartismo, terrorismo de Estado, impunidad, crímenes, inseguridad, analfabetismo, cancelación de las libertades, violación a los derechos fundamentales de la población, entrega al neoliberalismo globalizador de las riquezas naturales de los pueblos indígenas, privatización de los bienes de la Nación, impuestos draconianos, inflación, desastre de la economía, pulverización del salario, corrupción de todas las estructuras del gobierno y de quienes las digitan, nepotismo, pro yanqui... ¿Qué más falta en el menú?

Esta ha sido la "herencia democrática" del PRI durante sus siete décadas gobernando al país. Esta es la democracia cuya paternidad Humberto Moreira atribuye al PRI.

Este es el PRI de alucinados que con políticas maniqueas quiere recuperar el poder; un PRI que nunca ha sido revolucionario como lo dicen sus siglas -mas bien parece que ha retrocedido hasta le época de las cavernas--, que nunca se ha transformado ni modernizado como vocifera su cúpula sin ningún recato; un PRI cayéndose a pedazos de viejo que quiere encontrar la fuente de la eterna juventud volviendo a la presidencia de la República, pero con sus mismas mañas, mafias y políticas medievales y con las ambiciones de siempre por los dineros del pueblo; y peor aún, adoptando doctrinas fundamentalistas, como la pena de muerte, aprobando leyes antiaborto en los Congresos locales, inconexo con la realidad del país, que apoya cuando le conviene decisiones calderonistas, repudiadas por la sociedad, como el incremento de los impuestos y los precios de las gasolinas, la permanencia en las calles de los soldados haciendo tareas que corresponden a los cuerpos civiles de seguridad, la "guerra" del "espurio" contra la delincuencia organizada y sus consecuencias colaterales de 50 mil muertos y 10 mil desaparecidos, ¿y qué más?

Nada nuevo puede ofrecer al pueblo un PRI cuyo ADN es la corrupción.


Amado Sanmartín Hernández
Opinión Oaxaca

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