Peña Nieto, el temor a Josefina y la derrota de FCH

Enrique Peña Nieto no quería que Josefina Vázquez Mota fuera la candidata del PAN. Era, por mucho, la que más le preocupaba. Ante todos los nombres que se barajaban mostraba desdén y hasta cierto grado de confianza en cómo vencerles, en exhibir sus debilidades.

Pero cuando sonaba en la mesa el nombre de la excoordinadora del PAN en la Cámara de Diputados, el priísta aceptaba que en la boleta electoral, una mujer como la extitular de la SEP podía representar una dificultad real, una amenaza para el partido tricolor y su posición de amplísima ventaja en las encuestas: su condición de mujer marca una diferencia a la hora de los ataques, de las esgrimas, de los debates; su probada capacidad de jugar rudo en una elección la vuelve rival de cuidado.

No confundirse. Eran los inicios de 2011. Y el gobernador Peña Nieto hablaba así de su propia sucesión, la del Estado de México, donde solo un nombre le sonaba a peligro: el de la persona que antenoche ganó la candidatura presidencial del PAN y a la que ahora deberá enfrentar personalmente.

La contienda interna de este domingo 5 de febrero confirmó que el PAN se parece cada vez más al PRI: El Universal reportó balazos en derredor de las casillas, urnas que amanecieron embarazadas, camiones con votantes que estacionaron frente a los centros de sufragio de un lugar tan visible como la colonia Polanco del DF donde se constató hasta reparto de tortas y refrescos, y la estructura de un voto cada vez más corporativo bajo control de los gobernadores, dirigentes estatales y alcaldes.

La diferencia nada desdeñable es que el domingo perdió el Presidente de México dentro de su partido. La operación electoral de su gobierno, desde su gabinete, para favorecer a Ernesto Cordero, no fue suficiente aunque el exsecretario de Hacienda y Desarrollo Social terminó obteniendo más del doble del porcentaje de preferencias que le asignaba la más optimista de todas las encuestas. Aun cuando Felipe Calderón goza entre panistas de una aprobación superior a 90 por ciento, una vez más el presidente no pudo llevar a su favorito hasta la victoria.

El 12 de mayo de 2011, en estas páginas publiqué “La decisión de Josefina”. Se acababa de cerrar la inscripción de candidatos panistas a la gubernatura mexiquense y Vázquez Mota había determinado no ir a la encomienda que le habían pedido desde muchos lugares en su partido: intentar robar a Peña Nieto su bastión. Dentro del PAN, algunas fuentes dijeron que en su partido quien no se sacrifica es castigado después, y que la negativa de la exsecretaria de Desarrollo Social podría minar su camino hacia la candidatura presidencial.

Redactamos entonces: “¿Se equivocó? ¿Desdeñar las súplicas del PAN-gobierno para hacer un esfuerzo contra Peña Nieto a nivel local le costará en sus aspiraciones de llegar a la Silla Grande? Se sabrá en meses”. Fueron nueve meses. Un parto. Ya se supo: Josefina Vázquez Mota se convirtió la noche del domingo, por cómoda y amplia ventaja, en la candidata del PAN a la Presidencia de México, la mujer que con mayor grado de competitividad ha entrado a la boleta por Los Pinos en la historia de México. La fueron a visitar el presidente y su esposa. Le levantaron la mano Cordero y Creel. Y su primera declaración fue contra el PRI y Peña Nieto, quien seguramente sigue pensando lo mismo que el año pasado.

SACIAMORBOS

Nunca pidió el voto argumentando que sería el primer presidente afroamericano de la historia de su país. Lo pidió promocionándose como la mejor persona para gobernar. Y arrasó.

Carlos Loret de Mola
El Universal