La organización Femen publicó una carta abierta en redes sociales al presidente de México, Enrique Peña Nieto, y al Jefe de Gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera, a quienes acusan de impedir la libre manifestación de las ideas e imponer un régimen dictatorial.
Recordaron que este 2 de octubre se conmemora el 45 aniversario de la Matanza de Tlatelolco, fecha en la que el PRI "asesinó, reprimió y criminalizó a estudiantes que protestaban contra el autoritarismo de la época", escribió el movimiento bajo la pluma de su líder Inna Shevchenko.
Afirmaron que en recuerdo de "aquellos valientes aquellos valientes que un 2 de octubre de 1968 alzaron la voz contra este mismo partido, hoy, 45 años después Femen hace lo mismo contra la dictadura encubierta que gobierna en México":

Aquí el texto íntegro:
Hoy dos de octubre FEMEN escribe una carta abierta al presidente de México Enrique Peña Nieto, por ser el responsable directo del régimen dictatorial que se vive en México. Se jacta de ser un demócrata, pero en el país no hay respeto a la libertad de expresión, no hay espacio para la oposición política y una verdadera separación de poderes no existe.
Hoy dos de octubre, los mexicanos recordamos el día en que en 1968 el Partido Revolucionario Institucional [PRI] asesinó, reprimió y criminalizó a estudiantes que protestaban contra el autoritarismo de la época. Recordamos los ríos de sangre que seguían su cauce por la Plaza de Tlatelolco, donde los militares en nombre del gobierno acorralaron y tomaron por sorpresa a estudiantes disidentes. Recordamos también que por orden presidencial se prohibió a la prensa hablar del homicidio; la libertad de expresión amordazada y censurada.
Hoy dos de octubre, al igual que hace 45 años, son culpables haber asesinado nuestro derecho humano a la libertad de expresión. Ha sido un asesinato frío, calculado, medido y orquestado. El asesinato perfecto, que con complicidad mediática, ha quedado en total impunidad.
Se afirma de manera liviana que el país ha avanzado desde 1968, pero hemos sido testigos del regreso de la “dictadura perfecta”. Una vez más, el totalitarismo se camufla de democracia con leyes que aparentan libertad, pero que al ser ejecutadas se hacen con toda la expresión de la fuerza y represión del Estado. La dictadura lo es, porque persigue a los jóvenes que salieron a protestar el 1º de diciembre, 10 de junio y 1º de septiembre; y porque asesina a defensores de derechos humanos y periodistas. México es hoy, de los países más peligrosos en el mundo para investigar y publicar contenido disidente. Los gobernantes son asesinos y autoritarios, por acción o por omisión. Lo decimos con plena convicción, pero también con miedo por hablar desde el disenso y la crítica, tan perseguida en su incipiente gobierno.
No puede existir la democracia con un partido que absorbe a la oposición política; que persigue a jóvenes y estudiantes que protestan; que seduce a los intelectuales; que controla el oligopolio mediático de Televisa y TV Azteca que nació de la propia concesión priísta; que con el gasto en publicidad oficial copta burdamente a nuestra prensa que vive de las migajas del dinero público; que censura y amordaza a los medios independientes y que ataca medios y asesina periodistas.
Porque recordamos aquellos valientes que un 2 de octubre de 1968 alzaron la voz contra este mismo partido, hoy, 45 años después, FEMEN hace lo mismo contra la dictadura encubierta que gobierna en México. Todo ha sido devorado por el cáncer omnisciente del PRI, la libertad de expresión ha muerto hasta los territorios que alguna vez fueron más libres.
Ya ni en el Distrito Federal se puede protestar en libertad y con garantías. El Jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, después de alabar la buena relación con el gobierno opresor priísta, ha afirmado que caerá todo el peso de la ley contra "aquel que atente contra la ciudad". No es casualidad que desde el día en que el presidente tomó protesta, la policía capitalina haya detenido a decenas de personas de manera arbitraria y sin respeto al debido proceso; todo bajo el amparo del gobierno federal y local. Las razias y la persecución de jóvenes durante las protestas disidentes están ampliamente documentadas. Por si fuera poco, el alcalde con tinte fascista encarcela periodistas independientes que graban y fotografían la protesta. El delito imputado es el de ataque a la paz pública, porque la paz pública es la paz de la dictadura: hay que dejarla existir sin contradicciones.
La inexistencia de contrapesos judiciales y legislativos dictan el fin de la libertad en la ciudad de las libertades, y la cuestiona a nivel federal. Los juzgados son el primer lugar donde se violan derechos humanos y donde la presunción de inocencia no es más que una metáfora inaplicable. Mientras, los legisladores proponen arropar la persecución de disfraces legales bajo el jodido y ambiguo tipo penal de “ultraje a la autoridad”. Un ultraje es un disenso, una ofensa, un desprecio, una humillación; todos ellos tipos de expresión protegidas los derechos humanos al criticar a una autoridad que en vez de garantizar derechos los viola flagrantemente.
Aquellos que deberían construir la oposición se alinean al poder y hacen reverencias; la adulación al dictador vestido de presidente. Creímos que el 2000 sería el año de cambios profundos, gran error. El Partido de Acción Nacional faltó a su responsabilidad: en lugar de un líderes nos ha dado caricaturas de políticos. Después de 12 años el país ahora está hecho pedazos, con niveles de violencia jamás vistos, con más pobreza y desigualdad y con niveles de censura en la prensa sin antecedentes. Un país hincado y sometido a los poderes fácticos e institucionales.
Hoy dos de octubre, la instrucción presidencial es que no se hable del violento horror que cubre al país. Pero ello de ninguna manera significa que no existe. Hoy dos de octubre recordamos que sigue viva la voluntad dictatorial que veda las libertades básicas de protestar, disentir y denunciar. Quedan como prueba los 78 periodistas y 23 defensores de derechos humanos asesinados en los últimos 13 años. Ante la mirada indolente de las autoridades, no todos agacharemos la cabeza. Aún existimos ciudadanos que sin importar el número de granaderos en las calles, saldremos a gritar por nuestra libertad.
Ya no tenemos miedo. La máscara de democracia ya no soporta el rostro podrido de la dictadura. Hoy se reivindica la fuerza, el disenso y la expresión que alguna vez llenó la plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco. El dos de octubre no se olvida, se denuncia.
¡Viva México, libertad y revolución!

via Publimetro