ADELANTAN ESTRENO DE PRIASSIC WORLD EN MÉXICO

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martes, 20 de agosto de 2013

El Negocio de la Reforma Modernizadora de @EPN


Como se nota que @OsorioChing no conoce la Constitución

El artículo 35 sección VIII de la Constitucion nos otrorga el DERECHO de solicitar una consulta popular sobre temas de importancia nacional. La misma constitucion dice que si conseguimos el 2% de la lista nominal de electores apoyando la solicitud, se debe realizar la consulta, cuyo resultado, si obtiene el 40% de participacion, tiene que ser VINCULATORIO para el asunto en cuestion y que gobiernos federales, locales y organismos legales deben acatar la decisión del pueblo.

Pero el secretario de Gobernachong, declaró ayer que una consulta popular no tiene validez legal porque no existe ley secundaria que las regule. Es una verguenza que el segundo en importancia en el gobierno mexicano declare que la constitucion no tiene validez legal... y es aun mas vergonzoso que despues de haber dicho una estupidez de este tamaño, no salgamos todos a exigirle su renuncia por no conocer la carta magna que juró "cumplir y hacer cumplir".

Ya nos veremos en tribunales, Osorio Chong.





Dialogo para el PRI es monólogo. El autoritarismo en pleno.


Y la #ReformaEnergetica sigue siendo cuestionada por los moneros


Peña es la Ley - Fisgón



Tan fácil como eso - Hernández



El Tata y su marketing - Magú








El infierno que se viene con la #ReformaEnergetica de @EPN


PEMEX y PRInocho


En las últimas semanas se ha debatido con reiteración sobre las situaciones financiera, tecnológica y productiva de Pemex; las cuales gravitan alrededor del petróleo como símbolo de identidad nacional y la pérdida del mismo, al permitir la intervención de la iniciativa privada, en especial, la de las gigantes petroleras extranjeras. La reforma sugerida por el presidente Enrique Peña Nieto, propone modificaciones a los artículos 27 y 28 de la Constitución, que hasta ahora han coadyuvado a conservar nuestra cada vez más frágil soberanía nacional.

A través de un espot radiofónico y televisivo de poco más de 40 segundos de duración, se explica de manera breve, por no decir extremadamente reduccionista, la complejidad e implicaciones de la pretendida reforma energética. El contenido del mensaje, recalca que los cambios propuestos al artículo 27 de la Carta Magna se realizaron bajo los principios cardenistas de manera que el Estado no perderá rectoría sobre el petróleo. También destaca que Lázaro Cárdenas era consciente de la importancia de las alianzas con el sector privado en la consolidación de la industria petrolera. Sin embargo, la estrategia mediática del gobierno federal recibió una marejada de réplicas por parte de especialistas en diversos medios de comunicación, cuyos argumentos la presidencia de la república, a través de su página de Internet, cataloga de “falsos” y “engañosos”. Y a pesar de los esfuerzos realizados para sostener lo dicho en la propaganda oficial, éstos no han sido suficientes para garantizar que la reforma sea aceptaba y se apruebe con facilidad.

Por ejemplo, el espot mencionado antes, sólo alude al artículo 27 donde se establece que los hidrocarburos son propiedad de la nación y a que no se perturbará el espíritu cardenista del mismo. Al respecto, Sanjuana Martínez, colaboradora del portal Sin Embargo, explica cómo son tergiversadas las ideas de Lázaro Cárdenas a través de los contratos de utilidad compartida que se utilizarían, y que afectarían la renta petrolera percibida por el Estado al compartir las utilidades de los proyectos, otrora exclusivos de Pemex, con la iniciativa privada. Igual, nada se dice en el anuncio, respecto a la reforma al artículo 28, que otorga la exclusividad al Estado en las áreas más estratégicas de la industria petrolera, y que parece ser el elemento de mayor peso de la reforma energética, ya que de aprobarse, Pemex se vería relegado de las áreas que se creyeran convenientes para ser reemplazado por empresas privadas. Los cambios a ambos artículos, forman parte de una estrategia que consiste en darle un poder extraordinario al gobierno, el cual arrebataría la poca autonomía que tiene Petróleos Mexicanos para decidir con quién aliarse al fin de llevar a cabo un proyecto. Bajo este esquema, la paraestatal no podría involucrarse totalmente en la extracción, procesamiento, transporte, distribución y comercialización; a menos que obtenga un permiso expedido por el Poder Ejecutivo, que al mismo tiempo tendrá la capacidad de determinar, cuánto y cómo se pagará a la empresa elegida para llevar a cabo una determinada tarea. Cuauhtémoc Cárdenas sintetiza lo anterior de la siguiente manera: Con la iniciativa de reforma del 28 constitucional, queda clara la intención de desplazar a Petróleos Mexicanos (Pemex) de toda la cadena productiva del petróleo, sustituyendo a este organismo, al que hasta ahora el Estado ha encomendado la conducción de la industria petrolera, por particulares.

La propaganda oficial, al tratar de justificar la inversión privada como la salida para detonar la modernización de Pemex, jamás menciona que los contratos de servicios múltiples son empleados desde 2004, o los contratos integrales usados desde 2010; los cuales se celebran con el sector privado para la extracción de hidrocarburos y poco o nada han aportado a la tan anhelada modernización. Por lo tanto, se formula el argumento de que la reforma está diseñada especialmente para que las grandes empresas petroleras vengan a sacar provecho de la situación. Por ejemplo, Exxon, Chevron, Shell y Repsol ya tienen negocios importantes con Petróleos Mexicanos, así ya no sorprende que estén a la expectativa del desenlace de la reforma.

La aprobación o rechazo de la reforma energética está en duda, ya que los partidos políticos de izquierda, los de derecha e incluso el mismo mercado, no ve del todo cubiertas sus expectativas. The Wall Street Journal, refirió cómo la propuesta de reforma se quedó corta para las compañías petroleras más grandes del mundo, situación reflejada en la depreciación de algunos centavos del tipo de cambio respecto al dólar y una caída en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV). Además, el presidente nacional del PAN etiquetó la reforma de “tímida” y carente de ambiciones y audacia. Mientras, los líderes de izquierda rechazaron la propuesta por el sesgo en favor de la iniciativa privada y el reparto de utilidades con la misma. Tampoco la ciudadanía está en pro de la reforma y es que según una encuesta realizada por el Centro de Estudios Sociales y de Opinión Pública (CESOP) de la Cámara de Diputados, 54 por ciento de los encuestados se manifestó en desacuerdo a permitir la inversión privada en la industria petrolera; tendencia confirmada por el Centro de Investigación y Docencia Económica (CIDE), donde su encuesta “México, las Américas y el Mundo 2012-2013” reveló que 65 por ciento de los mexicanos no apoyan la presencia del capital privado en el sector. Por otro lado, BGC Excélsior, realizó un sondeo donde los resultados arrojaron que 63 por ciento los encuestados está a favor de la reforma energética. El escenario no se ve muy sólido si se considera la tendencia de los resultados de las encuestas anteriores.

El proceso de aprobación de la iniciativa de Peña Nieto, no será sencillo y fluido como quizá se esperaba. Habrá que esperar, a ver si se vislumbra algún avance en la incipiente democracia mexicana, o bien, se impone el ya viejo conocido autoritarismo.


René Fernando Lara Cervantes
lararene83@yahoo.com.mx

miércoles, 14 de agosto de 2013

Si el General Cárdenas viviera a Peña una friega le pusiera...


El general Lázaro Cárdenas no es Golden Boy


Seguramente asesorados por sus mercadólogos de Televisa y del Palacio de Hierro, el gobierno de Enrique Peña Nieto decidió “vender” su iniciativa de reforma energética escudándose en la principal figura histórica de la expropiación petrolera: el general Lázaro Cárdenas.

Como aquí mismo pronosticamos, se trataba no sólo de “expropiar” la figura del constructor del Estado nacionalista –ese mismo que tanto escozor le ha causado a los egresados de Harvard, Yale y los institutos mexicanos promotores del libre mercado– sino de convertirlo prácticamente en el aval de la privatización del régimen petrolero en México.

La maniobra resulta grotesca, en tanto es mayor la insistencia. Peña Nieto, caracterizado como vendedor de ilusiones, insistió en que la reforma que propone a los artículos 27 y 28 constitucionales, así como la incorporación de la figura de los “contratos de utilidad compartida”, recupera el “texto original” de la ley secundaria al 27 que promulgó el general Lázaro Cárdenas en 1940, poco antes de terminar su sexenio y tras dos años de intensa batalla con las 17 compañías petroleras que fueron expropiadas en marzo de 1938.


La utilización de la figura del general Cárdenas coloca el debate no sólo en términos de viabilidad económica, de constitucionalidad, también en los de manipulación mediática e histórica.

El propio ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, quizá el más autorizado para avalar las palabras de su propio padre, advirtió en una carta publicada en La Jornada, el jueves 8, que la posición del general frente a los contratos de riesgo en la industria petrolera quedó muy clara cuando apoyó la prohibición de los mismos en 1960, justo cuando Jesús Reyes Heroles, el grande, fue director de Pemex.

Sin embargo, los peñistas prefirieron dar el salto mortal para utilizar la figura del fundador del Partido de la Revolución Mexicana (PRM) para avalar una reforma que ni siquiera ha contado con el apoyo de sus principales promotores: las grandes compañías petroleras internacionales.

El mismo The Wall Street Journal, termómetro mediático de la British Petroleum, Chevron Corp, Exxon-Mobil, y Royal Dutch, lo editorializó así en su nota de este 13 de agosto:

“El proyecto de reforma, que parece estar bien posicionado para recibir la aprobación del Congreso y podría provocar una tormenta entre algunos políticos nacionalistas, representa un punto de inflexión para un país que fue el primer gran productor en nacionalizar su industria petrolera en 1938, una decisión que en las décadas siguientes imitaron otras naciones en desarrollo”.


Obviamente, este punto de inflexión pretende “vender” la percepción de que es una continuidad del proyecto de Lázaro Cárdenas. Basta releer el discurso original del general, del 18 de marzo de 1938, para entender que el presidente de origen michoacano no tenía nada qué ver con los Golden Boy de Peña Nieto.

El discurso de Cárdenas es una de las grandes piezas de explicación jurídica, histórica, social y política para anunciar el decreto de Ley Expropiatoria a las 17 compañías petroleras extranjeras. No es un discurso ideológico sino programático. No descalifica, sino describe la situación. Hace un recuento pormenorizado del conflicto que detonó en 1934, a raíz de la huelga de trabajadores de la compañía El Aguila SA, de la mediación que ejerció su gobierno entre 1935 y 1937 para evitar la expropiación. Cárdenas aclara que las compañías petroleras no quisieron pagar 26 millones 332 mil 756 pesos por prestaciones a sus trabajadores. “Fue imposible el arreglo”, sentenció.

En la parte final y más importante del discurso de expropiación petrolera, el general Cárdenas hace un contraste claro entre la codicia de las compañías extranjeras y su mezquindad para invertir siquiera en un hospital, en una escuela, en un centro social en las comunidades o “en una planta de luz, aunque fuera a base de los muchos millones de metros cúbicos del gas que desperdician las explotaciones”. Justo lo contrario de lo que el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, quiere vendernos como tabla de salvación: que la iniciativa privada va a “salvar” a Pemex de la quiebra y al país del atraso petrolero.

“Las compañías petroleras han gozado durante muchos años, los más de su existencia, de grandes privilegios para su desarrollo y expansión”, advirtió Cárdenas. “Unidas a la prodigiosa potencialidad de los mantos petrolíferos que la nación les concesionó, muchas veces contra su voluntad y contra el derecho público”, reflexionó.

“Riqueza potencial de la nación; trabajo nativo pagado con exiguos salarios; exención de impuestos; privilegios económicos y tolerancia gubernamental, son los factores del auge de la industria del petróleo en México”, describió el general Cárdenas.

Y se preguntó para analizar si tal riqueza le ha compensado a la nación:

“¿En cuántos de los pueblos cercanos a las explotaciones petroleras hay un hospital; una escuela o un centro social; o una planta de luz, aunque fuera a base de los muchos millones de metros cúbicos del gas que desperdician de las explotaciones?

“¿En cuál centro de actividad petrolífera, en cambio, no existe una policía privada, y algunas veces ilegales? Hay muchas historias de atropellos, de abusos y de asesinatos…

“Han tenido dinero para armas y municiones para la rebelión”, recordó el general. Y citó los casos de las rebeliones en la Huasteca veracruzana y en el Istmo que alentaron las compañías petroleras entre 1917 y 1920.

“Han tenido dinero para la prensa antipatriótica que las defiende. Dinero para enriquecer a sus incondicionales defensores”, sentenció.

El general Cárdenas tenía muy claro quiénes eran las compañías petroleras privadas internacionales y nacionales. No eran hermanas de la caridad y mucho menos de quienes podía depender la soberanía energética de México.

Eso sí lo tuvo siempre muy claro. Pero eso no conviene mencionarlo en el spot de Peña Nieto sobre su proyecto petrolero.

Comentarios: www.homozapping.com.mx

Twitter: @JenaroVillamil



Mas sobre el neo Cardenista @EPN










Pemex: corrupción y mal gobierno, el meollo


Que la de Enrique Peña Nieto es una iniciativa de Reforma Energética “temerosa”, a la “defensiva”, dicen unos. Que se quedó muy corta para lo que los grandes tiradores de la industria esperaban, dicen otros. Que atenta contra los intereses de la mayoría de los mexicanos, por querer privatizar un bien preciado de la Nación, dicen los de enfrente. Que abusa de la figura de un símbolo del progreso en México para justificarse, dicen los de al lado.

Todos, sin embargo, no hacen énfasis en el gran pendiente de la Reforma Energética propuesta por el Presidente de México: hasta dónde dará independencia y autonomía de gestión a Petróleos Mexicanos (Pemex); cuántos recursos dejará de quitarle Hacienda, y cómo se compensarán en el ingreso público y, en particular, si atacará de frente, con toda la fuerza del Estado, la corrupción que la carcome en todas sus áreas.

Está muy dicho, pero no está por demás repetirlo ahora: el problema de Pemex, el que ha llevado a la principal paraestatal del Estado a una crisis financiera y de valores, está en la mala gestión del gobierno federal y en las prácticas corruptas que por décadas han beneficiado desde al Presidente en turno hasta a los secretarios, directores generales, directores de área, líderes charros, gobernadores y políticos de todos tamaños y colores.

Contra la mala administración, muchas de las veces derivada justo de prácticas corruptas entre el gobierno en el poder, los empresarios del sector energético –mexicanos y extranjeros– y el sindicato, poco puede hacer una Reforma Energética, sea privatizadora o sea progresista. Nada sirve.

 El meollo del problema está, por poner el ejemplo más evidente, en personajes como el líder Carlos Romero Deschamps, que han operado y operan a placer miles de millones de pesos que debieron servir para reinvertirse y aumentar la productividad de la empresa y la especialización de sus trabajadores. El sindicalismo a la Romero Deschamps, “corrupto y antidemocrático” según los propios petroleros, han generado la sobreexplotación del presupuesto de Pemex, el “contratismo y subcontratismo” para aumentar las ganancias de los líderes, la corrupción en contubernio con las propias autoridades de Pemex y el debilitamiento de las condiciones laborales.

Ayer, SinEmbargo publicó un reporte realizado por The Economist donde la revista inglesa pone el dedo en la llaga: No, la Reforma Energética no es la respuesta. El cambio y la viabilidad de Petróleos Mexicanos pasa por una reestructura total en su administración y por una estrategia, esa sí titánica, para limpiar sus filas de la corrupción.

El meollo está en los malos gobiernos que han controlado Pemex, destaca la revista británica. En su manejo como caja chica de los gobiernos –federal y estatal–, lo que sólo esconde la ineficiencia de los políticos en turno para generar riqueza en otras áreas y tener recursos suficientes a la mano. En el hecho de que cada Presidente nombre a su director general, aprueba a los miembros del Consejo de Administración –sean o no expertos petroleros– y permite que Hacienda dicte el destino y el tamaño de su presupuesto.

El problema es, también, un cúmulo de deudas, entre ellas la de las pensiones, que suman casi 100 mil millones de dólares y cada día que pasa aumentan.

Otro conflicto, entre muchos otros, es que se ha “hinchado y mimado” a un sindicato de 151 mil trabajadores que, sólo para “operar”, gasta a diario un presupuesto de 65 mil dólares.

Son mucho más las debilidades que aquejan a la paraestatal, pero sin duda en la burocracia dorada, negligente y abusiva se centra su mayor calamidad.

No, no es la Reforma Energética la respuesta. Si tan sólo hubiera una voluntad real por salvar a la empresa y se aplicara una auditoría pública a las administraciones de Pemex –incluido su sindicato– se encontraría fácilmente el origen del mal.

SINEMBARGO.MX