Con Marín y Gordillo el PRI garantiza la regresión en 2012

Durante la ocupación nazi en Polonia el sastre místico Jean Tiranousky le advirtió así a Karol Wojtyla: "El mal se devora a sí mismo, pero si el bien no triunfa, entonces el mal reaparecerá igual, o encarnado en otro mal".

Y en efecto, aunque los aliados encabezados por Estados Unidos vencieron al nazismo y con ello las huestes de Hitler desocuparon Polonia, de inmediato apareció otro mal: el de la dictadura soviética con iguales o peores procedimientos.

A esta reflexión lleva el apunte del periodista Alejandro Mondragón, en relación a un virtual exilio de Mario Marín Torres, pero con su regreso a la vida política federal, en caso de que Enrique Peña Nieto ganara la elección de 2012.

Aquí la sorpresa que nos da don Alejandro Mondragón:

"…Ante un escenario de guerra sucia -como ya lo evalúa el equipo cercano a Peña Nieto- el ex gobernador poblano no podría aparecer en las boletas electorales, figurar en alguna lista al Senado y tampoco estar en algún presídium con el virtual candidato del PRI a la Presidencia de la República. Se perfila así un exilio temporal del país. Y desde ahí esperar los tiempos de una eventual victoria para encontrar acomodo en lo que sería el proyecto de gobierno de Peña Nieto".

Terrible el pronóstico de Alejandro, si a él se agrega el regreso de Elba Esther Gordillo al PRI, después de que en 2003, ella misma prometió lo que desde luego no podía cumplir.

Así es, en junio de ese 2003, Gordillo pidió perdón por los errores que su otrora partido, el PRI, había cometido durante sus 70 años de gobernar a México.

En ese tiempo la profesora alternaba con Roberto Madrazo Pintado en la dirigencia nacional del PRI, como Secretaria General, y con quien poco después y como todo México lo testificó, terminó tan brutalmente confrontada, que a partir de entonces renunció a su militancia tricolor.

Vale recordar las palabras de Gordillo como dirigente del PRI: "No hay duda de los errores cometidos. Errores que nos apenan y que nos obligan a decirle a la sociedad que nos perdonen, que nos disculpen, que entendimos la lección, que no volveremos a cometer esos errores" (SIC).

Ofreció entonces que si en 2006 el PRI recuperaba la Presidencia, habría estricta vigilancia sobre quienes ejercieran el poder no sólo desde la Presidencia, sino desde el Congreso de la Unión para que ahora sí, el PRI gobernara con honestidad.

Lo fatal es que un año antes, Gordillo acusó a Madrazo de conspirar para asesinarla y de negociar con Carlos Salinas de Gortari, tanto el reparto de la Presidencia, como para que él y Salinas de Gortari modificaran la Constitución, a fin de que ambos hicieran negocios privados en materia energética. O sea con la producción de Pemex.

Si a este escenario agregamos que en efecto, Salinas de Gortari trabaja a todo vapor en la campaña de Peña Nieto, incluso con la hija del asesinado José Francisco Ruiz Massieu, pues no hay de otra: con Marín, Gordillo y Salinas, el PRI garantiza la regresión de México al pasado priísta de mafia y corrupción.

Pero si a Gordillo, Marín y Salinas se agregan los nombres de Fidel Herrera, Ulises Ruiz, el propio Humberto Morerira, Jorge Hank Rhon y demás cabecillas, procede entonces la advertencia del polaco Jean Tiranousky:

"El mal se devora a sí mismo, pero si el bien no triunfa, entonces el mal reaparecerá igual, o encarnado en otro mal".

Y lógico, por extensión, ese mal para México está implícito y perfilado en la Expresión Política Nacional del proyecto de Enrique Peña Nieto. Es decir, que el mal reaparecería encubierto en una especie de piel de cordero y con las siglas EPN.