Humberto Moreira y la alegoría de su futuro

¿ No me me iban a cambiar por Chong? Ay no mamen... mejor me voy.

Las imágenes de Enrique Peña Nieto y Manlio Fabio Beltrones, codo a codo, sonrientes, platicadores, no fueron esta vez las que más se grabaron ayer en el Polyforum.

Fue la imagen de Humberto Moreira, levantándose primero de su asiento en la primera fila y enfilando luego solitario hacia la salida del lugar, lo que produjo el mayor impacto.

Silencio, más de 300 personas mirándole partir, tibios aplausos. Enrique Peña Nieto y Manlio Fabio Beltrones apenas si dirigieron su mirada a él.

Su salida del lugar -cuando apenas llevaba unos 20 minutos de haberse iniciado el acto en que los priistas presentarían el andamiaje con el que, aseguran, sacarán adelante al país-, parecía la alegoría misma de su propio futuro al frente del tricolor.

Incluso su intervención al abrir los trabajos de las conclusiones del Programa para México rumbo al 2012 había sido cuidadosa, sin la enjundia y la provocación que solía caracterizarle en sus primeros momentos al frente del PRI. El Moreira que ayer se presentó parecía otro: un hombre cabizbajo, a la defensiva, sabedor del  daño que provoca su situación al partido.

El contraste de su actitud se hizo más notorio con la intervención del orador que le siguió, la de César Camacho Quiroz. El ex gobernador mexiquense arremetió con ganas contra los gobiernos blanquiazules, habló del “desperdicio de la democracia” durante toda esta década, del “dogmatismo” que se vivió en los primeros años y de la “arrogancia” que le siguió después.

Habló de la manera en que los panistas, en su incompetencia, “desfiguraron las instituciones” y llevaron al país a una “alternancia sin alternativa”; y terminó burlándose de la labor de los servicios de inteligencia en esta guerra, instituciones a las que, dijo Camacho, “lo que les ha faltado es precisamente inteligencia”.

Fue precisamente cuando concluyó el mexiquense su discurso que el moderador anunció el retiro del auditorio del coahuilense. Y fue entonces que se hizo el silencio y un triste Moreira tomó rumbo a su tierra.

Pero el evento siguió. A fin de cuentas, bien puestos estaban los priistas para acompañar el proceso de su partido hacia la elección presidencial. Además, con la insistencia de Beltrones y la  coordinación de Marco Antonio Bernal desde la Fundación Colosio, habían logrado sacar “primero el programa y luego el hombre”, lo que ni el insigne Jesús Reyes Heroles logró en su momento.

Y vaya que estaban presentes personajes de todo tipo, desde Enrique Jackson hasta Rubén Figueroa, pasando por Ulises Ruiz, Joel Ayala, Joaquín Gamboa Pascoe, Jorge de la Vega, José Antonio González Fernández, Sami David,  Gustavo Carvajal, Miguel Osorio Chong, Emilio Gamboa, Jaime Aguilar, Francisco Suárez Dávila.

Siguieron los oradores. Francisco Labastida con la propuesta económica, Carlos Flores Rico con el tema de la pobreza, Manuel Ángel Núñez con la política exterior. Uno a uno condensarían los resultados de cinco meses de consulta, 32 foros estatales y tres foros regionales.

Y mientras todo esto acontecía en el Polyforum, Beltrones y Peña Nieto charlaban al oído, sonreían.

Sólo al final los aspirantes a la candidatura presidencial de su partido tomaron rumbos distintos. Originalmente se había previsto una conferencia de prensa conjunta al término del acto, pero Beltrones no aceptó. Salió rápidamente del auditorio. Peña Nieto, en cambio, se dejó querer y acudió hasta las cámaras para hablar con los reporteros.

Pero he aquí que, de vuelta, las preguntas se centraron en lo que será de Humberto Moreira y Peña Nieto prefirió partir.

Martha Anaya
24 Horas

¿Tú le crees a este imbécil? Yo tampoco